
TATUAJE JAPONES... una cultura antigua
Hay pocas culturas en el mundo más ligadas a la tradición del tatuaje que la Japonesa, con un poderoso imaginario que va desde fieros dragones hasta delicados capullos de flor pasando por complejas escenas de guerreros samurái en batalla contra terroríficos demonios (o incluso demonios en solitario como motivo central del tatuaje).


El tatuaje en Japón no solo tiene un panteón de motivos y diseños populares, también un estilo estético muy definido y característico. A pesar de que este estilo de tatuaje tenga su origen en una pequeña zona del mundo (el archipiélago de Japón no conforma un territorio muy extenso en términos de superficie o población) a día de hoy es totalmente reconocible a nivel global e incluso está claramente diferenciado del resto del tatuaje asiático. Los motivos y diseños del tatuaje japonés forman ya parte de la cultura popular de todo el mundo gracias en gran medida a la popularidad del cine asiático, el manga y el anime (entre otras muchas formas de expresión cultural eminentemente japonesas) y sobre todo debido a la fascinación que sentimos en occidente por muchas de las expresiones culturales orientales.


Hoy en día una persona occidental puede sentirse perfectamente identificada con un tatuaje de una carpa Koi que remonta el río en su espalda, una grulla volando sobre el sol del amanecer, o una delicada composición con crisantemos(la flor nacional de Japón) y una Geisha (un personaje exclusivo de la historia cultural de Japón) sobre todo si uno conoce el antiguo simbolismo que se oculta tras todas estas bellas imágenes.


Los tatuajes japoneses a nivel práctico poseen otra característica reseñable, son especialmente indicados para ampliarlos a lo largo del tiempo (es una práctica habitual en el propio Japón). Es sencillo comenzar con una flor en el antebrazo y a lo largo del tiempo ir ampliando el tatuaje hasta terminar con una "manga" que cubra completamente el brazo. Lo mismo sucede con tatuajes en la espalda que pueden ampliarse hasta terminar convirtiéndose en una pieza que cubra la espalda completa (y en los casos más extremos el cuerpo casi por completo), siendo Japón el lugar del mundo en el que se originaron estos tatuajes corporales de gran tamaño entendidos como "piezas de arte" sobre la piel.


El estilo del tatuaje en Japón está fuertemente influenciado por otras formas de arte tradicional, en especial la impresión con bloques de madera, denominada ukiyo-e. El ukiyo-e se empleó principalmente durante el siglo XVIII y XIX para imprimir las portadas de libros y novelas, carteles de obras de teatro y láminas decorativas. Muchos de los héroes de la cultura tradicional japonesa hicieron una transición de las ilustraciones en bloques de madera a complejos y extensos tatuajes sobre la piel de los nipones. Algunas de estas impresiones con bloques de madera eran tan espectaculares (por ejemplo las de Kuniyoshi, considerado uno de los últimos grandes maestros de Ukiyo-e) que los jóvenes de la época pensaron que sería genial lucir algunas de sus escenas sobre la piel.


El tatuaje tradicional japonés está basado mayormente en escenas protagonizadas por personajes legendarios, símbolos religiosos y motivos de la naturaleza, desde escenas de paisaje naturales hasta una gran variedad de animales, plantas y flores (que en Japón poseen un gran simbolismo cultural por sí mismas). El gran secreto de la belleza del tatuaje japonés es la habilidad de sus artistas para combinar todos estos elementos en composiciones de una gran armonía con un cuidado equilibrio de color y las formas. Escenas delicadas pero con una gran fuerza, dramáticas y bellas, fantásticas pero plenas de elementos naturales reconocibles, con un aspecto totalmente tradicional (casi podríamos decir que "arcaico") pero que a pesar de ello parecen ser inmunes al paso del tiempo y siguen inspirando las a generaciones actuales, y seguro que también a las venideras.


Las fuerzas de la naturaleza ocupan también un lugar de importancia dentro de los tatuajes japoneses, los cuales en muchas ocasiones incluyen fondos de carácter elemental, es decir, que representan los elementos de la naturaleza como nubes, rayos, remolinos u olas. Estos "elementos" actúan como bellos fondos y en ocasiones crean un marco ornamentado dentro del cual se desarrollan las escenas centrales del tatuaje. No olvidemos que Japón . siempre ha sido una tierra de paisajes de sobrecogedora belleza (algunos de los cuales el Sintoísmo considera sagrados) y también un lugar a merced de las fuerzas de la naturaleza más intensas... terremotos, volcanes, tsunamis, tifones. Es normal que sientan respeto por las fuerzas de la naturaleza y que esto se refleje en sus expresiones artísticas.


En la antigüedad era habitual que el propio artesano que realizaba los bloques de madera también colaborase en la realización de los tatuajes basados en sus propias obras, para ello empleaba el método más directo y fidedigno con el original, entintaba el bloque de madera y lo presionaba sobre la piel del cliente, obteniendo de esta forma un "transfer" perfecto de la ilustración, sobre esta impresión el tatuador dibujaba los contornos iniciales del tatuaje, para tener una base perfecta sobre la que trabajar en sesiones posteriores (y los tatuajes japoneses de gran formato podían necesitar de muchas sesiones). La afición al tatuaje Japón era (y sigue siendo) tal que algunas personas se tatuaban prácticamente todo el cuerpo salvo las manos (desde un poco más arriba de la muñeca), los pies (desde la mitad de la espinilla) y la cabeza (desde el cuello hacia arriba). Al final de este artículo veremos de donde proviene esta práctica de dejar las extremidades sin tatuar.



Probablemente uno de los personajes más importantes para el tatuaje Japonés a sea Katsushika Hokusai (1760-1849), responsable de romper con la tradición más antigua del Ukiyo-e, introduciendo paisajes tanto terrestres como marinos de una gran estilización y belleza, Hokusai es el autor de una de las obras de Ukiyo-e más reconocibles de las historia del arte universal, la famosa "Gran Ola de Kanagawa" . Como curiosidad comentar que Hokusai también es el responsable de una nueva tonalidad de azul inédita en Japón, un tono de azul que le compró a su amigo, el también pintor Manet, figura clave del impresionismo francés. Las obras de Hokusai y de otros artistas japoneses llegaron a Paris a mediados del siglo XIX, y muchos artistas de la época quedaron muy impresionados por su fuerza y belleza (Vincent ... Van Gogh, Claude Monet, Edgar Degas...) los críticos son unánimes en que ejercieron una gran influencia sobre la obra posterior de muchos de ellos, como Henri de Toulouse-Lautrec.


El tatuaje corporal integral apareció durante este periodo de la historia. Retrocediendo en el tiempo, las primeras evidencias de la práctica de tatuajes encontradas en Japón datan de hace más de 5000 años en la forma de unas figurillas recuperadas de tumbas. Estas figurillas poseen en sus caras marcas y líneas que los expertos identifican con tatuajes, estas marcas se cree que eran signo de estatus social y también una forma de protección contra los malos espíritus. En el siglo III antes de Cristo encontramos textos históricos Chinos que hacen referencia directa a mujeres y hombres japoneses que decoran sus cuerpos con tatuajes. También hay menciones escritas relativas a pescadores japoneses decorando sus cuerpos como protección frente a "pescados gigantes" (probablemente tiburones) cuando se sumergían para pescar o recoger ostras.


Siglos más tarde, debido en gran parte a la poderosa influencia cultural de China, el tatuaje en Japón se convirtió en un tabú social, un estigma reservado durante mucho tiempo para las personas al margen de la ley y los criminales. Aquellas personas luciendo tatuajes sufrían a menudo un fuerte ostracismo siendo relegados a vivir fuera de la sociedad y de la familia. Aunque también se podían encontrar excepciones a esta marginación hacia las gentes tatuadas, especialmente en Hokkaido, la isla más al norte de Japón, en esta región se practicaba una forma de tatuaje tradicional local y socialmente se consideraba que las chicas jóvenes eran mucho más bellas si lucían tatuajes en sus labios, brazos, brazos y manos. Esta forma de tatuaje tradicional local se ha perdido hoy en día.


El tatuaje en Japón se empleó también como una forma de marcar a los criminales y como castigo por ciertos delitos que dejaban a su portador identificado como infractor de las leyes para toda su vida, estos tatuajes de castigo eran habitualmente líneas alrededor de las muñecas o líneas de diferentes tipos que recorrían los brazos de la persona, estos tatuajes recibían el nombre de Geishin. En algunas ocasiones la única forma de ocultar estas marcas delatoras de una vida anterior era cubrirlas con otros tatuajes, de esta forma surgió la práctica de tatuarse los brazos completos con escenas que disimulasen los tatuajes carcelarios, lo que hoy se conoce como una "manga".


Hacia el final del siglo XVII el empleo del tatuaje como forma de marcar a los criminales empieza a verse reemplazado por otras formas de castigo y esto hace que al debilitarse su relación con el mundo criminal, el tatuaje artístico comience a emerger con más fuerza. Siguió siendo popular entre los criminales, los únicos que nunca abandonaron su práctica por afición o por "obligación", pero este cambio en su percepción abre la puerta a su evolución, desde este momento los tatuajes comienzan evolucionar hacia un estilo que quiere hacerse más bello y estético. Los tatuajes no eran solo exclusivos de los criminales, otro gremio muy aficionado a los tatuajes durante esta época fue el de los bomberos, que acostumbraban a decorar sus cuerpos con símbolos del agua, como protección o amuleto contra el fuego que debían combatir al desarrollar su peligroso trabajo. Debemos recordar que las construcciones tradicionales de Japón son mayoritariamente de madera por lo que el fuego siempre ha sido una fuerza natural muy temida y respetada por los nipones.


Este es el origen de la conexión entre el mundo del hampa criminal y los tatuajes en Japón, una relación que comienza hace casi tres siglos y que ha llegado hasta nuestros días.

Se tiene documentación de algunos criminales de renombre que portaban tatuajes de gran belleza, como es el caso de un famoso dirigente de la mafia (la famosa Yakuza) llamado Seibei que lucía tatuajes de una famosa poetisa clásica japonesa, e imágenes de flores de cerezo en su cintura, brazos y piernas.

A pesar de que el tatuaje en Japón seguía siendo una práctica al margen de la ley de una u otra forma (estando prohibido en ciertos periodos de la historia), no existía ninguna restricción acerca de realizar tatuajes a extranjeros. Así fue como muchos maestros tatuadores establecieron sus salones de tatuaje en puertos de mar como Yokohama en los cuales realizaban muchas de sus obras sobre los cuerpos de marineros extranjeros. Su habilidad terminó siendo tan conocida que muchos dignatarios extranjeros se desplazaban a Japón (o aprovechaban una escala en el país) con la intención de recibir sobre su piel una obra de estos maestros del tatuaje.


Al contrario de lo que sucedía con el tatuaje occidental de aquellos tiempos, en el que se solían realizar muchas piezas pequeñas e independientes, el tatuaje tradicional japonés habitualmente se centraba en una sola escena o tema en cada obra y debido a sus dimensiones, muchas veces muy extensas, requería de su portador un compromiso de tiempo (ya que completar el tatuaje requería de muchas sesiones) y un cierto sacrificio físico ya que tales tatuajes realizados con las herramientas tradicionales eran a menudos muy dolorosos. Esto también favoreció una apreciación de la virilidad entre los hombres que lucían tatuajes, más si como hemos dicho muchas veces pertenecían a gremios con una vida dura, como los criminales, los bomberos o los marineros. Ello no impidió, probablemente por el alto grado de refinación estética se fue alcanzando a lo largo del tiempo, que las mujeres apreciasen su belleza y también se aficionasen a su práctica.


Los tatuadores en Japón siempre se han considerado artesanos de gran habilidad y para practicar la profesión de pleno derecho debían superar un proceso de aprendizaje con un maestro que duraba cinco años en los que el aprendiz debía estar al servicio del maestro e incluso vivir con él a diario. Este tipo de aprendizaje es común en muchas otras profesiones artesanales de Japón. Los aprendices además de adquirir las habilidades técnicas del trabajo (manejo de herramientas, elaboración de las tintas) debían adquirir un conocimiento profundo de los significados de los tatuajes. Estos significados de tatuaje son muy importantes en las composiciones japonesas, por ejemplo combinar en un tatuaje flores de cerezo y una serpiente puede ser considerado un error o una muestra de ignorancia del tatuador, ya que cuando el cerezo florece la serpiente todavía está hibernando bajo tierra por lo que es un diseño que no tiene sentido.


El tatuaje japonés incorpora además un elaborado sistema de símbolos que combina los principios del ying y el yang, el empleo del espacio negativo en el diseño y la composición de las piezas, una apreciación estética por la anatomía y las líneas del cuerpo humano y la habilidad de contar una historia empleando imágenes que además debían hablar del carácter único de la persona que lucía el tatuaje. Todo un arte sutil y complejo.


Dentro del tatuaje japonés tradicional es habitual que ciertos elementos aparezcan en parejas, el dragón y el fénix, los leones o los demonios suelen acompañarse de ciertas flores... siempre se busca un equilibrar en la composición los elementos con gran fuerza con otros más delicados o bellos.


Por ejemplo, el león japonés (sishi) suele acompañarse de "botan" (la flor que en occidente conocemos como peonía), esta composición en pareja tiene incluso un nombre propio: Karajishi. En el Karajishi la ferocidad del león se ve templada por la belleza de la peonía. Pero no interpretemos que los elementos delicados solo se emplean como contrapunto o accesorio a otros símbolos más "importantes", la peonía por ejemplo tiene un profundo significado por sí misma, y puede ser ella misma el motivo central de un tatuaje. Esto es solo un ejemplo simple para entender el equilibrio que buscan los artistas basado en el ying-yang.


Muchos tatuajes incorporan los caracteres de la escritura japonesa, Kanji, y muchas veces su significado e interpretación pueden está muy ligados específicamente a la persona tatuada.
Los kanji son una elección muy popular entre aquellos que buscan un elemento oriental que tatuarse, sobre todo en occidente. El kanji es uno de los tres alfabetos que se emplean en Japón (los otros dos son katakana e hiragana) en realidad proviene del Chino y se introdujo en Japón aproximadamente en el 500 d.C. Los caracteres con aspecto caligráfico que conforman el Kanji se denominan ideogramas, cada uno tiene su propio significado y puede representar palabras o conceptos como felicidad, salud, amor, tristeza, fuerza, lealtad... Las frases se construyen combinando varios kanjis. Hay miles de kanjis (más de 3000) e innumerables combinaciones entre ellos que pueden modificar radicalmente su interpretación, así que si vas a tatuarte un kanji es especialmente importante que confirmes su significado con una persona que domine el idioma japonés para estar seguro de que tu tatuaje significa lo que tú quieres que signifique.


Para la realización de verdaderos tatuajes tradicionales no se emplean máquinas eléctricas sino herramientas también tradicionales, llamadastebori . Con el tebori un maestro tatuador puede conseguir un grado de sutileza y de tonalidades que no se puede conseguir con los medios modernos. Eso sí, es una técnica considerablemente más dolorosa y que conlleva muchísimo más tiempo. Es tal el respeto y la apreciación por este método tradicional en Japón que incluso existen asociaciones culturales para preservar su uso y su historia.

Según el maestro tatuador Kazuo Oguri, un buen tatuaje no es simplemente un dibujo bonito. Un buen tatuaje es mucho más que la suma de todas sus partes individuales. El diseño debe ser limpio, con fuerza y claramente visible desde una distancia de varios metros. Demasiado detalle resta belleza al efecto estético general del tatuaje.

Tras la segunda guerra mundial el tatuaje dejó de ser ilegal aunque no estaba del todo bien visto por la sociedad en general. Los tatuadores trabajaban muchas veces de forma privada con cita previa.


Hoy en día en Japón (como también sucede en occidente) mostrar los tatuajes públicamente no está todavía totalmente aceptado socialmente, debido a que muchos miembros de las clases inferiores de la sociedad y del crimen organizado están fuertemente tatuados, aunque esta actitud de rechazo está cambiando rápidamente entre las nuevas generaciones de jóvenes japoneses. A pesar de esta evolución en la aceptación del tatuaje puede ser difícil encontrar un trabajo de cara al público en Japón si tienes tatuajes muy visibles.
Y terminaremos con una curiosidad:
¿Porqué en Japón suelen dejarse sin tatuar las extremidades (manos y pies) y tampoco veremos tatuajes en el cuello o en la cara?.
Como hemos visto a lo largo de este artículo el tatuaje en Japón ha pasado por muchas épocas de no ser bien visto o estar asociado con criminales. Son los criminales o los miembros del crimen organizado (la famosa Yakuza) los impulsores de esta característica peculiar. Los criminales no estaban dispuestos a prescindir de sus tatuajes, que para ellos eran un motivo de orgullo y símbolo de pertenencia a una subcultura propia, así que la solución obvia era que a pesar de estar fuertemente tatuado un observador exterior no pudiese saberlo, para ello bastaba con dejar sin tatuar las zonas que la ropa dejase al descubierto.


Si imaginamos a una persona vestida con traje y camisa veremos que las únicas zonas de su piel pueden quedar expuestas están claramente definidas. El cuello y la cara (por encima del cuello de la camisa), las manos hasta un poco más arriba de la muñeca, los pies hasta un poco más arriba de los tobillos (por si por ejemplo nos sentamos y cruzamos las piernas) y la zona central del pecho, que podría verse a través del espacio de los botones de la camisa. Una persona puede tener completamente tatuado el resto de su cuerpo y vestido con normalidad nadie podría decirlo.